Responde a los Confusionistas en el Anarquismo – Piotr Arshinov y Dielo Truda

El Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero

 

RESPONDE A LOS CONFUSIONISTAS EN EL ANARQUISMO

con palabras previas de

Archinov

 

Palabras previas: la esencia del problema

 

Los debates provocados por la “Plataforma Organizativa” se han enfocado, hasta ahora, principalmente sobre sus variados argumentos o, de hecho, sobre la propuesta organizativa contenida en ella. La mayoría de sus críticos, así como muchos de quienes la apoyan, han carecido de una visión clara en su apreciación sobre la sustancia de las premisas de la Plataforma: no han tratado de descubrir cuales fueron los factores que conllevaron su aparición, el punto de partida adoptado por sus autores. Y sin embargo, este asunto es de la mayor importancia para aquellos que buscan comprender el espiritu y la importancia de la Plataforma.

La recientemente publicada “Respuesta a la Plataforma” de Volin y algunos otros anarquistas, proponiéndose representar un completo rechazo a la Plataforma, ha fracasado -pese a todos sus esfuerzos en esta tarea, pese a todos sus clamores de leer “entre líneas”- en elevarse por sobre el nivel de una diatriba banal en contra de argumentos tomados por separado, y se ha mostrado impotente de abordar el corazón mismo del problema.

Debido a que esta “Respuesta” demuestra la más completa incomprensión de las tésis de la Plataforma, las distorsiona y hace uso de sofismas para rebatirlas, el Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero, habiendo indagado en este amago de crítica, ha, una vez más, identificado una serie de puntos que son cuestionados: al mismo tiempo, el Grupo ha registrado ineptitud política y teórica de la Respuesta.

El siguiente comentario, titulado “Respuesta a los Confusionistas en el Anarquismo”, se dedica a examinar su réplica. Su intención no es servir ni de complemento ni de anexo a la Plataforma: está diseñado, meramente, para clarificar algunas de sus tésis. Sin embargo, permítasenos aprovechar esta oportunidad para remarcar algunas cosas a consideración de los compañeros que puedan tener algún interés en la Plataforma para organizar al Anarquismo: creemos que al hacer esto, ayudamos a que su espíritu y su significado sean mejor entendidos.

Hemos adquirido el hábito de culpar del fracaso del movimiento anarquista en Rusia entre 1917-1919, a la represión estatal del Partido Bolchevique. Lo cual es un grave error. La represión Bolchevique dificultó la expansión del movimiento anarquista durante la revolución, pero fue sólo uno de los obstáculos. Mas bien, fue la inefectividad interna del propio movimiento anarquista una de las principales causas de este fracaso, una inefectividad emanada de la vaguedad y de la indecisión que caracterizaron a sus principales posiciones políticas respecto a organización y tácticas (Esperamos demostrar y desarrollar esta opinión en un estudio separado, adjuntando datos y documentos de prueba).

El anarquismo carecía de una opinión firme, enérgica y oportuna ante los principales problemas que enfrentaba la Revolución Social, opiniones que eran necesarias para satisfacer a las masas que hacían la Revolución. Los Anarquistas llamaban a tomarse las fábricas, pero no tenían una noción homogénea y bien definida sobre la nueva producción y su estructura. Los anarquistas favorecían la consigna comunista: “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades“, pero nunca se molestaron en aplicar este concepto a la vida real. Es así como permitieron que elementos sospechosos transformaran este gran principio en una caricatura del anarquismo (Debemos recordar como muchos estafadores se aferraron a este principio como un medio de obtener bienes colectivos, durante la revolución, en provecho propio). Los Anarquistas hablaban mucho de la actividad revolucionaria de los mismos trabajadores, pero fueron incapaces de dirigir a las masas, aunque más no fuera rudimentariamente, hacia las formas que tal actividad debiera asumir: se demostraron incapaces de regular las relaciones recíprocas entre las masas y su centro ideológico. Incitaban a las masas a sacudirse del yugo de la Autoridad: pero no indicaban cómo las ganancias de la Revolución se habrían de consolidar y defender. Carecían de opiniones claramente definidas y de políticas de acción específicas con respecto a muchos otros problemas. Lo cual los alienó de las actividades de las masas y los condenó a la impotencia social e histórica.

En esto debemos ver la principal causa de su fracaso en la Revolución Rusa. Nosotros, los anarquistas rusos que vivimos la prueba de fuego revolucionaria entre 1905 y 1917, no tenemos la menor duda respecto a ello.

La obviedad de la inefectividad interna del anarquismo nos ha compelido a buscar fórmulas para alcanzar el triunfo.

En veinte años de experiencia, de actividad revolucionaria, veinte años de esfuerzos en las filas anarquistas, y de esfuerzos que no consiguieron nada sino fracasos del anarquismo en cuanto movimiento organizador: todo esto nos ha convencido de la necesidad de un nuevo partido-organización anarquista que cubra amplios sectores, arraigado en una teoría, una política y una táctica común.

Estas son las premisas de la “Plataforma Organizativa”. Si los anarquistas de otros países, sin la experiencia de primera mano de la Revolución Rusa, pero con algún conocimiento de ella, aunque sea magro, estuvieran dispuestos a examinar cuidadosamente el estado del movimiento anarquista en sus propios países, no podrían dejar de notar que la inefectividad interna que causó el fracaso del anarquismo en la Revolución Rusa, prevalece igualmente en sus propias filas y representa una amenaza mortal sobre el movimiento, especialmente en tiempos de revolución.

Entonces, comprenderán el significado del paso adelante que representa la Plataforma Organizativa para el anarquismo, desde el punto de vista de las ideas, como del punto de vista de la organización y construcción. Y comprenderán que solo el camino trazado por la Plataforma, puede restaurar la salud del anarquismo y fortalecerlo entre las masas.

Archinov

 

 

RÉPLICA A LA RESPUESTA DE ALGUNOS ANARQUISTAS RUSOS A LA PLATAFORMA

 

La Respuesta (Abril de 1927) de algunos anarquistas rusos a la Plataforma, es un intento de criticar y rechazar completamente la “Plataforma Organizativa” publicada por el Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero. Los autores de la Respuesta, declaran estar en desacuerdo, no sólo con ciertas ideas expuestas en la Plataforma, sino que con toda ella. Es precisamente “la Plataforma, en cuanto tal… sus principios subyacentes, su esencia, su misma lógica” los que no son aceptables a su parecer, ellos dicen: ellos dicen que no es Anarquismo, sino Bolchevismo lo que en ella se expresa (pp. 30-37). La esencia ideológica de los Bolcheviques y de los “Plataformistas” es idéntica (p. 37). Indudablemente, ellos dicen, (p.29) “los autores de la “Plataforma” ven como indispensable: la creación de un centro de dirección política, la organización de un ejército y de una fuerza policial a disposición de ese centro, lo que esencialmente significa, la introducción de una autoridad política transitoria, en esencia, estatalista“. Y la Respuesta está aderezada con cantidad de otras afirmaciones semejantes e igualmente sorprendentes.

Creemos que tales afirmaciones obligan a que sus autores provean evidencia adecuada antes de hacerlas. De hecho, esta práctica de hacer alegatos sin fundamentos puede llevar al movimiento anarquista a un conducta cuestionable: todo anarquista, en el verdadero sentido de la palabra, debe, por lo tanto, tomar una posición decidida contra esta clase de argumentación. En el curso de nuestra exposición, veremos en qué medida los autores de la Respuesta han buscado dar autenticidad a sus propios alegatos y cómo esto nos arroja luz sobre el significado y el valor de la Respuesta.

Sus autores comienzan declarando que están en “total desacuerdo con el grupo respecto a muchas tesis fundamentales e importantes contenidas en la Plataforma”. Pero en realidad, el disenso se relaciona con cada una de las tesis de la Plataforma sobre organización y principios. Para explicar su diferencia de opinión, se dan vueltas, recurren a sofismas, para terminar en dudosas conclusiones propias. Ya que son hostiles a priori a toda la Plataforma, pero carecen de una visión propia explícita sobre cualquiera de los aspectos tratados en la Plataforma, no podría ser de otra manera. Esto lo podemos apreciar si nos detenemos en sus principales objeciones. Pero hay más aún: vemos que los autores de la Respuesta, al rebatir ciertos argumentos de la Plataforma, frecuentemente terminan reiterando estos mismos argumentos, proclamándolos como suyos propios y usándolos contra la Plataforma.

Queremos aclarar un punto: la mejor respuesta a sus objeciones es la misma Plataforma, y el lector encontrará en ella opiniones específicas y claras sobre cada uno de los aspectos discutidos. Nos ocuparemos ahora tan sólo de algunos aspectos de la Plataforma que los autores de la Respuesta han intentado rebatir, a fin de clarificar el espíritu y la corriente que los ha motivado.

Las Causas de la Debilidad del Movimiento Anarquista

 

La Plataforma localiza las principales causas de la debilidad del movimiento anarquista en la ausencia de un factor organizativo y de relaciones organizadas dentro del movimiento, que lo llevan a un estado de “desorganización crónica”. A la vez, la Plataforma agrega que esta desorganización se anida en algunas limitaciones de naturaleza ideológica. Podemos ver estas limitaciones en un amplio rango de principios pequeño burgueses que no tienen nada que ver con el anarquismo. La desorganización que prevalece en nuestras filas es ayudada por la confusión ideológica. Y a fin de poner fin a tal confusión práctica e ideológica, la Plataforma sostiene la idea de establecer una organización general fundada sobre un programa homogéneo. De esta manera, la Plataforma sienta las bases de una organización general de anarquistas y genera homogeneidad ideológica. La organización creada, así, colectivamente, será lo suficientemente fuerte como para librar al anarquismo de sus contradicciones ideológicas y de sus inadecuaciones organizativas, pavimentando el camino a una organización anarquista poderosa alineada en torno a principios homogéneos. No vemos otra forma de desarrollar y fortalecer al anarquismo entre las masas. La Plataforma ha señalado que la propuesta de agrupar a las distintas corrientes anarquistas en una “familia unida tiernamente” no va a restaurar la salud del movimiento anarquista, sino que en lugar de ello, sólo puede empeorarla y aturdirla.

Las críticas de la Respuesta, repudian absolutamente el cuadro que la Plataforma retrata respecto a las causas de la debilidad del movimiento anarquista. Ellos ven las causas en “la vaguedad de muchas ideas básicas a nuestra perspectiva, tales como la noción de revolución social, de violencia, de creatividad colectiva, de período de transición, de organización y algunas otras”. Además, los autores de la Respuesta enumeran otras materias en las cuales los anarquistas no se ponen de acuerdo. Si se les creyera, deberíamos pensar que los anarquistas no tienen una visión común sobre nada, y que debiéramos primero teorizar sobre todo antes de abordar el problema de la organización. Ya hemos escuchado estas ideas y promesas bastante seguido hasta ahora. Y, en lugar de amenazar por ciento primera vez con realizar un trabajo teórico en profundidad, ¿no sería mejor que los autores de la Respuesta se ocuparan de esta tarea, haciéndola fructificar para luego ofrecerla como contra argumento a la Plataforma? Nuestra concepción sobre los principios del anarquismo es bastante diferente. Estamos concientes de que hay acuerdo entre los anarquistas respecto a los temas de mayor trascendencia, como la idea de la revolución social, de la violencia, de la creatividad colectiva, de la dictadura, de la organización, etc. Aquellos que hasta ahora han permanecido adversarios de la revolución social, de la violencia revolucionaria y de la organización, siempre seguirán siéndolo, y sería, en realidad, demasiado ingenuo escribir la historia del anarquismo de nuevo sólo por ellos. Tan pronto como alguien se nos acerque y nos diga que no acepta la idea de la revolución social, alguien podría anunciar que se opone a la violencia revolucionaria, un tercero podría expresar su insatisfacción con la misma idea del comunismo anárquico y un cuarto podría hablar en contra de la lucha de clases. Declarar en toda ocasión que los “principios anarquistas” no han sido suficientemente precisados, es de hecho, prácticamente el fracaso para divisar una teoría general. ¿No tuvimos a Bakunin, Kropotkin y Malatesta, quienes fueron lo suficientemente precisos sobre los principios anarquistas? Ha habido movimientos anarquistas en gran cantidad de países, basados en aquellos principios. ¿Cómo se puede declarar que no han sido suficientemente claros?

Es cierto que hay muchos puntos obscuros en el anarquismo. Pero aquellos son de otro carácter. El hecho es que junto al incuestionable núcleo anarquista, el movimiento posee un número de tendencias liberales y desviaciones individualistas que no permiten que éste tenga una base estable. Para restaurar la salud del movimiento, se le debe liberar de estas tendencias y desviaciones: pero esta limpieza es, en gran medida, evitada por todos aquellos individualistas, abiertos o encubiertos (y los autores de la Respuesta indudablemente se encuentran entre estos últimos), que son parte del movimiento.

La Lucha de Clases en el Sistema Anarquista

La Plataforma declara, simplemente, que la “lucha de clases entre el Trabajo y el Capital fue, en toda época en la historia de la sociedad humana, el principal factor determinando la forma y la estructura de aquellas sociedades”, que el anarquismo emergió y se desarrolló en el terreno de esa lucha, en el seno de la humanidad laboriosa y oprimida; que es un movimiento social de las masas oprimidas; el intento de presentarlo como un problema humanitario general equivale a una falsedad social e histórica. En la lucha entre el Capital y el Trabajo, el anarquismo lucha de lleno e inseparablemente del lado de éste último.

Los autores de la Respuesta, contrarían aquel claro y preciso mensaje diciendo que “el anarquismo es una síntesis de elementos: clasistas, humanos e individuales”. Esta visión es común a la de los liberales, temerosos de confiar sobre las verdades del Trabajo, y quienes siempre han oscilado ideológicamente entre la burguesía y el proletariado, buscando valores humanistas comunes para usarlos como conexión entre las clases contendientes. Pero nosotros sabemos bien que no hay una humanidad, única e indivisible, que las demandas del anarquismo comunista serán alcanzadas sólo mediante la determinación de la clase obrera y que la actividad de la humanidad, como un todo e incluída la burguesía, no apunta en absoluto hacia ello: consecuentemente, el punto de vista ofrecido por los liberales que no saben cómo tomar posición en la tragedia social mundial, no puede tener nada que ver con la lucha de clases ni, de este modo, con el anarquismo.

Sobre el Problema de la Dirección de las Masas y los Eventos desde el Punto de Vista de las Ideas

La Respuesta más bien extrae la idea de un liderazgo autoritario de su propia inventiva que de las ideas expuestas en la Plataforma. Y, hablando más ampliamente, a lo largo de la Respuesta, lo que sus autores buscan es descifrar algún significado oculto en la enigmática Plataforma, llegando a pintar un cuadro que pretende aterrorizar, no sólo a los anarquistas, sino que incluso a ciertos estadistas más sentimentales que lo común. De esta manera, la influencia ejercida en el plano de las ideas por los anarquistas sobre los sindicatos revolucionarios es interpretada por ellos como la subordinación de estas sindicatos a la organización anarquista. El método de una estrategia militar revolucionaria común aplicada a la defensa de la revolución se “convierte”, en su interpretación, en la idea del ejército de un Estado centralizado. La noción de un comité ejecutivo de la organización anarquista, se convierte, en su interpretación, en un Comité Central dictatorial, que demanda de una incuestionable obediencia. Uno podría pensar que los autores de la Respuesta son demasiado ignorantes como para ser capaces de poder captar la esencia de todos estos problemas: ¡Nada de ello! Todas estas deformaciones y alteraciones hechas por ellos, persiguen un mismo fin: nosotros demostraremos brevemente hasta qué punto nuestros adversarios pretenden alarmarse con la expresión “dirección de las masas y de los eventos desde el punto de vista de las ideas”. ¿Pero no son, entonces, como aquellos casos raros, que aterrorizándose con la idea de la influencia, están aterrados de ellos mismos ser influyentes? La dirección de las masas desde el punto de vista de las “ideas”, simplemente, quiere decir la existencia de una idea que sirva de guía en el movimiento. En el mundo de la lucha socialista y de las demandas socialistas, tales ideas no son numerosas. Pero es natural que nosotros, los anarquistas queramos que las ideas que guíen a los explotados sean ideas anarquistas y no, por ejemplo, social-demócratas, como aquellas que tan sólo recientemente han traicionado al movimiento de obreros revolucionarios Vienés (1) .

Pero para que las ideas anarquistas lleguen a convertirse en el magneto de las masas, debemos desarrollar una actividad ideológica bien organizada, la cual, a su vez, necesita de una organización anarquista cuyos miembros difundan nociones bien claras y coherentes entre las masas. Todo lo cual es tan elemental y auto-evidente, que resulta vergonzoso tener que aclararlo una y otra vez, a esta altura, a gente que se dice estar familiarizada con el anarquismo. Los autores de la “Respuesta” están, de sobra, concientes de ello, ya que, tras deformar nuestro punto de vista y de ofrecer una montaña de absurdos en relación a la Unión General de Anarquistas, terminan diciendo que el rol de los anarquistas en las organizaciones económicas es influenciar a las masas moralmente y en términos de las ideas, mientras que las organizaciones específicamente anarquistas debieran, de hecho, ayudarlas desde el punto de vista de las “ideas”. ¿Pero al decir esto no se están casi tomando prestadas las posiciones de la Plataforma, luego de haber enlodado su nombre? ¿Qué significa “influenciar y asistir a las masas desde el punto de vista de las ideas”? ¿Van los anarquistas a dar asistencia ideológica a una muchedumbre a punto de realizar un pogrom o de realizar un linchamiento ? (2) Toda asistencia entregada a las masas en el plano de las ideas, debe ser consonante con la ideología anarquista: de otro modo, no sería asistencia “anarquista”. “Asistir ideológicamente”, simplemente significa: la influencia desde el punto de vista de las ideas, la dirección desde el punto de vista de las ideas. Bakunin, Kropotkin, Reclus, Malatesta -estos son hombres que fueron, indudablemente, dirigentes ideológicos de las masas. Pero nosotros aspiramos a que esa dirección, que se ha ejercido ocasionalmente, se convierta en un factor permanente: esto sólo será posible cuando haya una organización que posea una ideología común y cuyos miembros se involucren en una actividad ideológicamente coordinada, sin ser colateral o dispersa como ha sido el caso hasta ahora. Estos son los términos en que la cuestión ha sido planteada. Y es en vano que los autores de la “Respuesta” soñarán sofismas a fin de demostrar que la dirección en el plano de las ideas significa una dirección autoritaria.

Son las masas populares las que harán la revolución por sí mismas, dicen nuestros adversarios. Entendido. Pero deben saber que la masa revolucionaria se nutre por siempre en el seno de una minoría de iniciadores, que precipitan y dirigen los eventos. Y estamos autorizados para afirmar que en una verdadera revolución social, solo los partidarios del anarquismo obrero serán contados entre esta minoría.

La Idea del Período de Transición

La “Plataforma” resalta que los partidos políticos socializantes entienden el término “Período de Transición” queriendo significar una etapa específica en la vida del pueblo, siendo los rasgos esenciales de tal período: un quiebre con el antiguo orden de cosas y la instalación de un nuevo sistema político y económico, un sistema el cual, en cuanto tal, no representa aún la completa emancipación de los trabajadores. El Comunismo anárquico, sin embargo, repudia arreglos transicionales de esta naturaleza. Aboga por una revolución social de los trabajadores que siente las bases para una sociedad libre e igualitaria.

Llama la atención que el problema no pueda estar más claramente planteado. Pero los autores de la “Respuesta” han lucubrado para descubrir precisamente lo opuesto en la “Plataforma”. Según ellos estiman, la “Plataforma” es, enteramente, un mero “intento de ofrecer esta idea (del período de transición) y de transplantarla al anarquismo“. Y he aquí la prueba: la “Plataforma” prevé algunos temas, (algunos están en el apéndice a la “Plataforma”), sobre cuando la prensa (o más bien el abuso ya mencionado) de la clase hostil a los trabajadores sea suprimida por los obreros en lucha. Y los autores de la “Respuesta” se regocijan: ¿Por qué esto no equivale, “en realidad a un período de transición”? Luego, la “Plataforma” declara que el principio comunista anárquico “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” de ninguna manera hace que incumba a los obreros rebeldes encargarse de alimentar a todo el mundo, incluídos sus enemigos declarados quienes, por motivos contra-revolucionarios, se negarán a tomar parte en la producción y no soñarán con otra cosa que con decapitar la revolución. Tal principio, simplemente, significa igualdad en la distribución dentro de los parámetros de una sociedad igualitaria: no se aplica en absoluto a aquellos que se han puesto fuera de esa sociedad por motivos contra-revolucionarios. Más aún, tal principio significa que cada miembro de la sociedad de los trabajadores que profite de sus sus servicios, debe servirle de acuerdo a sus fuerzas y capacidades, y de ningún modo de acuerdo a sus caprichos o para nada. Los autores de la “Respuesta”, nuevamente, lanzan un grito en el cielo: ¿qué hay con eso, no es acaso eso período de transición? Ellos proclaman “la aplicación del principio de igual goce sobre todos los productos disponibles y recientemente manufacturados, sin miramientos a su cantidad, para todos los miembros de la colectividad, sin excepciones, restricciones o privilegios de ninguna clase”. La verdad, es que no queda claro en esta fórmula si es que los trabajadores rebeldes deban alimentar a la burguesía que no toma parte en la producción y que utiliza su ingenuidad para oponérseles. Pero, ya que esta fórmula está en oposición con el principio obrero de la “Plataforma”, deberíamos concluir que los trabajadores tendrían el deber de mantener a la burguesía, aunque no tengan el menor deseo de hacerlo.

No nos detendremos a discutir tal punto de vista. La clase obrera lo resolverá sola y en la práctica, llegando la revolución social. Sin embargo, creemos que los autores de la “Respuesta” no serán tapados con elogios por el tierno cuidado con que cubren a un burgués que se niega a trabajar. ¿No sería mejor avisarles a los autores de la “Respuesta” que busquen alguna forma para volver a los burgueses en miembros honestos de la sociedad de trabajadores, en lugar de cuidarles con tal solicitud?

Pero el más impresionante truco de los autores de la “Respuesta” viene más adelante. Luego de vérseles rebatiendo todas las posiciones de la “Plataforma”, luego de vérseles despreciar a sus autores como vergonzosos Bolcheviques, y su sistema constructivo despreciarlo como una forma transicional de sistema estatal económico y político -uno podría esperar verles presentando un provocador esquema de la sociedad anarquista post-revolucionaria, de la sociedad en que todos van a encontrar sus necesidades satisfechas y la cual no tendrá nada en común con aquella descrita en la “Plataforma”. Sin embargo, no hay nada de esto. Todo lo que uno encuentra, es una admisión de que el esfuerzo creativo de la revolución social “será un comienzo natural para la formación de una sociedad anarquista“. Ahora bien, tal declaración ha sido tomada, palabra por palabra, de la “Plataforma”, la cual afirma que “la victoria de los obreros… será el comienzo de la construcción de una sociedad anarquista, la cual, una vez esbozada, seguirá luego, sin interrupciones, su propia linea de desarrollo, fortaleciéndose y completándose”. En verdad, cuando se trata de nuestros adversarios, el lado derecho de su mente no tiene idea de lo que el lado izquierdo hace y piensa.

 

El Problema de la Producción

Tampoco los autores de la “Respuesta” dejan de manifestar objeciones categóricas a nosotros en relación al problema de la producción. Es muy difícil tener idea de qué ocasiona sus objeciones, así como qué es lo que favorecen en su exposición. La idea de una producción unificada y coordinada que plantea la “Plataforma” los petrifica, así como la idea de agencias dirigiendo la producción elegidas por los trabajadores. En la idea de producción coordinada, ellos adivinan el espectro de la centralización y el estatalismo y ofrecen, en cambio, la idea de producción descentralizada.

La idea de producción unificada es clara: la “Plataforma” ve a toda la industria moderna como una única y gigantesca maquinaria de productores, creada por los esfuerzos de numerosas generaciones de trabajadores y, por tanto, propiedad de todos y de ningún particular.

Las ramas particulares de la producción están inseparablemente interconectadas y no pueden producir ni existir como entidades separadas. La unidad de esa maquinaria está determinada por factores técnicos. Pero sólo una producción unificada y coordinada es capaz de existir en esta fábrica mastodóntica: la producción realizada de acuerdo a un esquema general prescrito por las organizaciones productoras de obreros y campesinos, un plan diseñado a la luz de las necesidades de la sociedad como un todo: los productos de esa fábrica pertenecen a toda la sociedad laboriosa. Tal producción es genuinamente socialista.

Es de lamentar que los autores de la “Respuesta” omitan explicar cómo ellos visualizan la producción descentralizada. Pero deberíamos suponer que están hablando de muchas producciones independientes, de industrias aisladas, de asociaciones separadas y quizás incluso fábricas separadas, produciendo y disponiendo de sus productos según les parezca adecuado. Los autores de la “Respuesta” declaran que la producción descentralizada operará según principios federalistas. Pero, ya que las unidades federadas no serán nada más que pequeñas empresas privadas (es decir, la fuerza laboral unida de una única planta, compañía o industria), la producción no será, en absoluto, socialista: será aún capitalista, en la medida en que se basa en la parcelación de la propiedad, lo que no tardará en provocar competencia y antagonismos.

La producción unificada no es la producción centralizada dirigida desde un “centro” autoritario. Meramente, la producción unificada es la producción auténticamente comunista.

La Defensa de la Revolución

Examinando el problema de la defensa de la Revolución, la “Plataforma” remarca, primero, que el medio más efectivo de defender la revolución será encontrar una solución radical a los problemas de la producción, del abastecimiento y de la tierra. Pero la “Plataforma” también prevé que la solución a estos problemas, necesariamente, prenderá una amarga guerra civil en la cual la clase explotadora intentará retener o retomar sus privilegios. Esto es ineludible. La “Plataforma” indica, además, que en esa guerra, la clase actualmente en el poder, recurrirá a la “metodología de toda acción militar: unidad en la planificación operacional y unidad en la comandancia general”. Debe decirse que los explotados también tendrán que recurrir a esos métodos de lucha, y que todas las unidades armadas que surjan voluntariamente deberán amalgamarse en un único ejército. Esta necesidad no hace imposible que los destacamentos locales lleven adelante una lucha independiente de cara a la contra-revolución. Pero requiere, sin embargo, que el ejército revolucionario de obreros y campesinos confronten el amplio frente de la arremetida contra-revolucionaria.

A fin de combatir la contra-revolución, los obreros poseerán un plan operacional común y un comando general. De otra manera, el enemigo los atacará cuando estén más débiles y cuando menos lo esperen. La Historia es la mejor prueba de esto:

Todas las revoluciones populares fueron especialmente exitosas cuando el ejército cesó de servir ciegamente a la clase dominante y se arrojó a la causa de los rebeldes.

Durante la Revolución Rusa, fueron aquellos movimientos populares que lograron unificar sus fuerzas armadas, sus unidades de importancia, a los cuales se confiaron las operaciones militares que afectaban a toda una región, siendo sensiblemente exitosos. Tal fue el caso del movimiento insurgente encabezado por Makhnó. Los grupos insurgentes que fracasaron en comprender esta necesidad perecieron frente a un enemigo bien organizado. Hubo cientos de casos como éstos durante la Revolución Rusa.

La Contra-revolución rusa, liderada por Koltchak, Denikin, Yudenich y otros, debe su derrota militar, principalmente, al hecho de que fracasó en establecer un único plan operacional y la unidad de comandancia para los ejércitos contra-revolucionarios: de tal modo, mientras Koltchak estaba cerca de Kazán y avanzaba hacia Moscú (en 1918), Denikin permanecía en el Cáucaso; pero fue sólo cuando Koltchak fue “liquidado” (en 1919) que Denikin cercó Moscú. (Nota: No estamos acá hablando de la guerrilla librada por los campesinos en contra de Koltchak y Denikin, que luego condujo a la derrota militar y social de este último).

El trabajo insurgente revolucionario durante la guerra civil debe saber cómo usar la metodología de la unidad en la planificación operacional y de la comandancia general de las fuerzas armadas revolucionarias. Sin eso, los obreros y campesinos serán golpeados por las fuerzas contra-revolucionarias, altamente familiarizadas con las artes militares. La “Plataforma” señaló cuán necesario es que los obreros utilicen esa metodología, a la vez que creen un único ejército que agrupe a todas las fuerzas armadas al servicio de la revolución. No es necesario decir que la “Plataforma” insiste en esta organización sólo durante el período de guerra civil en la lucha contra la contra-revolución. Una vez terminada esta guerra, el ejército revolucionario no tiene más razón de ser y será disuelto. A decir verdad, el capítulo completo de la “Plataforma” que trata sobre la defensa de la revolución, enfatiza sólo la necesidad que los obreros tienen de usar esa metodología de un plan operacional común y de una comandancia común. La “Plataforma”, además, trata el punto de que estos métodos, así como la idea del ejército revolucionario, deben ser vistos sólo como estratagemas requeridas por la guerra civil, y de ningún modo, como principios anarquistas. Nos sorprende el hecho de que ninguna mente sana y honesta podría encontrar argumentos en ello para acusar a la “Plataforma” de proponer la idea de un ejército regular, centralizado. Pero los “sabiondos” de la “Respuesta”, sin embargo, lo logran. Ellos nos acusan, ni más ni menos, que de aspirar a crear un ejército centralizado puesto a disposición de las organizaciones productoras generales dirgidas, a su vez, por la Unión/Partido. Creemos que los círculos anarquistas están lo suficientemente claros como para entender por sí mismos lo incoherente y absurdo de esta visión. La “Respuesta” no propone ninguna solución eficiente y rápida al problema de la defensa de la revolución. Después de haber proferido, como es su costumbre, una avalancha de los más disparatados insultos en contra de la “Plataforma”, sus autores comienzan a murmurar algo así como unidad de las fuerzas armadas en la revolución, copiando así las ideas de la “Plataforma”, luego de deformarlas, como es usual.

Pero es al examinar la necesidad, anunciada en la “Plataforma”, de un ejército revolucionario subordinado a las organizaciones productivas superiores de los trabajadores, donde los autores de la “Respuesta” dan muestras de una mente verdaderamente penetrante, de una auténtica maestría en las artes de la adivinación. ¿Cómo se atreven, nos dicen, a argumentar que eso no corresponde a un período de transición? Cómo puede constituir un período de transición, precisamente, la subordinación del ejército revolucionario a las organizaciones productoras de obreros y campesinos – he ahí el enigma inescrutable. Las fuerzas militares de los explotados no se convertirán de ningún modo en un fin en sí mismo: tendrán sólo una forma de implementar las formalidades de la revolución obrera y campesina. Como resultado, es a los obreros y campesinos a los cuales el ejército rinde cuentas y sólo ellos lo pueden dirigir políticamente. De acuerdo a los autores de la “Respuesta”, el ejército revolucionario, o, de hecho, las agrupaciones armadas, no debieran rendir cuentas a esas organizaciones: tendrán existencia independiente y lucharán según les parezca apropiado. ¡Así, a estas gentes que tienen la insolencia de hablar de cosas sobre las cuales nunca han reflexionado, sus argumentos se les vuelven en su propia contra!

La Organización Anarquista

A este respecto también, los autores de la “Respuesta” están primordialmente preocupados de deformar el significado de la “Plataforma”. Primero que nada, transforman la idea de un Comité Ejecutivo en la de un Comité Central del Partido, un comité que elabore órdenes, haga leyes y mandatos. Cualquiera que esté ligeramente familiarizado, en el menor de los grados, con política sabe que un comité ejecutivo y un comité central son dos ideas bien diferentes: el comité ejecutivo bien puede ser una agencia anarquista: de hecho, tal órgano existe en muchas organizaciones anarquistas y anarco-sindicalistas.

A la vez que rechazan la idea una organización amplia anarquista, basada en una ideología homogénea, los autores de la “Respuesta” toman la idea de una organización sintetista donde todas las vertientes del anarquismo se agrupen en “una sola familia”. Para pavimentar el camino al establecimiento de esta organización, ellos proponen hacer un periódico en cada país que discuta y examine todas las cuestiones controversiales, desde cada ángulo, y que así lleve a formar una entente entre los anarquistas.

Nosotros ya hemos dado nuestra posición respecto a la noción de síntesis y no vamos a repetir nuestro razonamiento aquí. Nos limitaremos, simplemente, a decir que la existencia de discrepancias entre las opiniones de los anarquistas se debe a algo más que a la carencia de un periódico que actúe como foro de discusión (ya han existido algunos). Un foro de discusión nunca podrá agrupar a las distintas corrientes divergentes, pero ciertamente podrá enredar la mente de las masas trabajadoras. Mas aún, todo un montón de individuos que se proclaman anarquistas no tienen nada en común con el anarquismo. Agrupar a esta gente (¿sobre qué base?) en “una familia” y describir a ese agrupamiento como “organización anarquista”, no sólo sería un sin sentido: sería efectivamente dañino. Si por alguna desafortunada casualidad esto llegara a ocurrir, desaparecería toda perspectiva de desarrollo del anarquismo en un movimiento social revolucionario de los explotados.

No es una mezcla indiscriminada, sino que una selección entre las fuerzas anarquistas y su consecuente organización en un partido comunista anárquico, lo que resulta vital para el movimiento: no una síntesis abigarrada, sino que la diferenciación y la exploración de la idea anarquista para llevarla así a un programa homogéneo del movimiento. Esta es la única forma de reconstruir y fortalecer al movimiento entre las masas laboriosas.

Para concluir, diremos algunas palabras sobre los aspectos éticos de la “Respuesta”. En realidad, no es a la “Plataforma” a la cual la “Respuesta” se refiere, sino que a una serie de posiciones debidamente deformadas por adelantado, por los autores de la “Respuesta”. No hay un solo párrafo al cual respondan sin un preámbulo. Siempre comienzan indagando en las omisiones Jesuíticas de una posición y, luego de haberlas aderezado, proceden a hacer sus objeciones. En sus manos, la “Plataforma” se ha convertido en una conspiración diabólica contra el movimiento anarquista y contra la clase trabajadora. Así representan el pensamiento de la “Plataforma”: “En la cúpula, el partido dirigente (la Unión General de Anarquistas); más abajo, las organizaciones superiores obreras y campesinas dirigidas por la Unión; y más abajo aún, las organizaciones inferiores, los órganos de lucha frente a la contra-revolución, el ejército, etc.” En todas partes, hablan de instituciones de “investigación y violencia política”. Se describe, así, una escena, un retrato, de un Estado policial, dirigido por la Unión General de Anarquistas.

Uno bien podría preguntarse: ¿por qué recurrir a todas estas mentiras? Los autores de la “Respuesta” han leído la “Plataforma”. Entonces, deberían saber que el pensamiento tras la “Plataforma” articula la organización de las fuerzas anarquistas para el período de la lucha contra la sociedad de clases capitalista: su objetivo es, simplemente, difundir el anarquismo entre las masas y dar dirección ideológica a su lucha. En el momento en que los explotados hayan vencido a la sociedad capitalista, asistirán a una nueva era en su historia, una era en la cual todas las funciones sociales y políticas sean transferidas a las manos de los obreros y los campesinos, quienes se encargarán de crear la vida nueva. En este punto, las organizaciones anarquistas, y con ellas, la Unión General, perderán toda su significación y podrán, en nuestra opinión, gradualmente disolverse en las organizaciones productoras de los obreros y los campesinos. La “Plataforma” contiene toda una sección constructiva que trata del rol de los obreros y los campesinos en el despertar de la Revolución. Por el contrario, no dice nada sobre el rol específico de la Unión Mundial de Anarquistas en esa coyuntura. Y esto no es accidental, sino que constituye una omisión deliberada. Porque toda actividad política y económica entonces, se concentrará, en nuestra visión, en los órganos de auto-administración de los explotados: en los sindicatos, los comités de fábricas, los concejos, etc.

Pero, dando crédito a los autores de la “Respuesta”, sería entonces cuando el Partido Comunista Anárquico haría de las suyas: posicionado arriba en algún lugar, dirigiría las organizaciones “superiores” e “inferiores” de los explotados, el ejército, etc. Esta es la manera en que tratan con un documento del cual se proponen ofrecer una crítica, la forma en que tratan al lector a quien prometen la verdad. Lairresponsabilidad de estos métodos seguramente alarmará a cualquier lector capaz de reflexión en materias políticas.

Al indagar las otras razones de la debilidad del movimiento anarquista, los autores de la “Respuesta” señalan la siguiente: “El actual estado mental de las masas, que carecen de elementos y del deseo deinvestigar, analizar y comparar y quienes, consecuentemente, siempre han decidido por la opción más fácil, por el curso que ofrezca la menor resistencia, de acuerdo a recetas “pre-fabricadas”, ofrecidas por demagogos de todos los colores”. Permítasenos concluir nuestro exámen de la “Respuesta” con esta notable sentencia de sus autores. Notables palabras, porque demuestran la futilidad e hipocresía de sus habladurías sobre el potencial creativo “de las masas, su actividad autónoma, la seria amenaza que la dirección ideológica plantea a su potencial, etc.”. Si se cree a la “Respuesta”, uno queda con la impresión de que las masas no sólo son incapaces de encontrar los caminos a su liberación, sino que además, no tienen el menor deseo de ello, y prefieren seguir la linea de la menor resistencia. Si esto fuera así, las cosas irían mal para el anarquismo, ya que forzosamente éste debe atraer las masas a su lado. Al proponerse el objetivo de refutar la “Plataforma” a cualquier costo, aunque para lograrlo, incluso, hayan debido dar la espalda a la razón, a los hechos y a la vida misma, es que los autores de la “Respuesta” se han visto reducidos a esa clase de declaraciones.

Esperamos haber probado, en la anterior exposición, que el programa de los autores de la “Respuesta” carece de fundamentos y que no se trata más que de especímenes típicos de la incoherencia política en nuestro movimiento. Respecto al aspecto ético de la “Respuesta”, no puede ser descrito como otra cosa que un objeto de lección en calumnias.

 

El Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero
París, 18 de Agosto, 1927.

 

Notas del traductor:

 

(1) Se refiere a las claudicaciones de la social-democracia austríaca.

(2) Pogrom es un término utilizado para denominar los ataques racistas que sufrían las comunidades judías en Rusia, que eran el chivo expiatorio perfecto para el Zar, que los culpaba de cualquier mal que aquejara a ese país. La “Ley de Lynch”, o linchamiento, era la matanza que daba una muchedumbre con armas improvisadas a negros, sindicalistas y revolucionarios en los EEUU entre el siglo XIX y siglo XX. Muchas veces, las autoridades carcelarias, arreglaban poner a las víctimas (usualmente presos políticos o negros “culpables” sólo de no haber nacido blancos) a disposición de grupos orquestados por organizaciones racistas y derechistas como el Ku Klux Klan. Ambos hechos constituyen algunas de las páginas más horrendas y vergonzosas de la hisotria moderna.

 

Traducido por Jose Antonio Gutierrez Danton