Por el X Aniversario del Movimiento Insurrecional Makhnovista en Ucraina – Nestor Makhno

POR EL X ANIVERSARIO DEL MOVIMIENTO INSURRECIONAL MAKHNOVISTA EN UCRAINA

Nestor Makhno

¡Como se sabe, la vergonzosa traición de los dirigentes bolcheviques a las ideas de la Revolución de Octubre hará que todo el Partido Bolchevique y su poder ” revolucionario proletario “, establecido sobre el país, firmar una paz infame con los emperadores alemanes, Guillermo II, y el austríaco, Carlos, y luego hacer una lucha todavía más infame, dentro del país, primero contra el anarquismo, luego contra los Socialistas Revolucionarios de izquierda y el socialismo en general. En junio de 1918, me reuní con Lenin en el Kremlin, a petición de Sverdlov, entonces presidente del Comité Ejecutivo Pan-Ruso de los Soviets. Haciendo referenciaa mi mandato de dirigente del Comité de Defensa de la Revolución en la región de Gulai-Pole, informé a Lenin de la lucha desigual llevada por las fuerza revolucionarias en Ucrania contra los invasores austro-alemanes y sus aliados de la Rada Central Ucraniana; discutió conmigo y, habiendo observado mi afecto campesino fanático a la revolución y a las ideas anarquistas que llevaba en ella, me aseguró que el poder soviético había comenzado una lucha, en los centros urbanos de la revolución, no contra el anarquismo como tal pero contra los bandidos que apelaban a eso:

Con anarquistas que llevan una acción revolucionaria organizada, como aquellos de quienes usted me habló ahora, nuestro Partido Bolchevique y yo mismo, encontraremos siempre un punto en común para instaurar un frente revolucionario común. Otro asunto ocurre con los social – traidores, esto son verdaderos enemigos de la emancipación auténtica del proletariado y del campesinado pobre; a su respecto, mi actitud quedará siempre intransigente: soy su enemigo…

Es difícil de encontrar en un líder político tanta picardía e hipocresía como aquellas que Lenin manifestó en esta circunstancia. El poder bolchevique ya había organizado en aquella época la represión contra el anarquismo, con la intención bien deliberada de desacreditarle en el país. El bolchevismo de Lenin había puesto una cruz sobre toda organización revolucionaria libre y, solamente el anarquismo era todavía peligroso para él, porque sólo hay un anarquismo, a condición de que aprenda a actuar de manera organizada y estrictamente consecuente entre las grandes masas obreras y campesinas, con el fin de llevarlos a la victoria política y estratégicamente, que pueda sublevar todo lo que es sano y totalmente consagrado a la revolución en el país, y alcanzar por medio de esta lucha la realización práctica en la vida de las ideas de libertad, de igualdad y de trabajo libre.

Anotemos que con respecto a los socialistas, Lenin utilizó un tono tan duro… La ofensiva del poder bolchevique contra el anarquismo y el socialismo hizo en este momento un gran servicio a los contrarrevolucionario extranjeros, cuyas fuerzas armadas penetraron sin problemas en el territorio revolucionario de Ucrania y expulsaron rápidamente todos los destacamientos combatientes revolucionarios dirigidos por anarquistas, socialistas-revolucionarios o incluso por algunos extraños bolcheviques.

Gracias a este vergonzosa traición de los dirigentes bolcheviques, la contrarrevolución pudo paralizar muy rápidamente todos los enlaces revolucionario entre las ciudades y los pueblos ucranianos, para luego dedicarse a una represión de masa. Así es como la revolución ucraniana se encontró, de manera completamente inesperada, delante del cadalso de sus verdugos y fue castigada en el primer estadio de su desarrollo.

Fueron días penosos, llenos de horrores sangrientos. Los dirigentes bolcheviques, según los acuerdos con los emperadores centrales, retiraron de Ucrania todos los destacamentos revolucionarios de trabajadores rusos, bien armados y disciplinados, mientras que los trabajadores ucranianos se encontraron mal armados y equipados, y tuvieron que retirarse como sus hermanos de Rusia, impotentes para hacer frente a los enemigos de la revolución. Se toparon, a veces en combates sangrientos, al poder bolchevique que no quiso dejarlos entrar a Rusia con sus armas. Es en estos días, donde todo pareció perdido, cuando los campesinos revolucionario, unidos alrededor del grupo comunista-libertario de Gulai-Pole, diseminados en numerosos grupos y destacamentos, también se replegaron con destino a Rusia dónde, les pareció, que la revolución seguía su curso y podía ayudarles a encontrar la fuerza necesaria para enfrentarse de nuevo con los invasores contra-revolucionarios…

Desgraciadamente, ya en este período de la revolución, pudieron observar en los dirigentes bolcheviques un claro desvío desde todo lo que era sano y revolucionario en las masas trabajadoras, sistemáticamente sometido a su denigración en provecho de sus privilegios de partido de la contrarrevolución probada que enmascaraban. En las inmediaciones de la ciudad de Taganrog el poder bolchevique organizó emboscadas a los grupos y destacamentos revolucionarios independientes con el fin de desarmarlos. Esta circunstancia hizo que las fuerzas de la región orgullosa y revolucionaria de Gulai-Pole se dispersasen en pequeños grupos entre los que algunos volvieron clandestinamente, mientras que otros se reunieron también clandestinamente en Taganrog para decidir lo que convenía hacer desde ahora en adelante…

En Taganrog fui el encargado junto con Veretenikov, por el grupo de camaradas que se encontraban allí, de organizar una conferencia. Se hizo. Sus resoluciones fueron breves, pero positivas en el sentido de que ninguno de los participantes decidió replegarse más lejos. A excepción de mí mismo, Veretelnikov y de tres otros camaradas, todos los demás decidieron regresar al frente, y trabajar clandestinamente cerca de los campesinos, todo eso con la prudencia más grande.

Mis cuatro camaradas y yo mismo recibimos de la conferencia la tarea de pasar entre dos y tres meses en Moscú, Petrogrado y Kronstadt, con el fin de familiarizarse con la marcha de la revolución en estos centros revolucionarios, para después regresar a Ucrania en los primeros días de Julio, en los lugares donde estuvo decidido organizar batallones libres de defensa de la Revolución, con la clara intención de no sólo combatir si no también de vencer.

Sin mis compañeros, pude volver a tiempo a Ucrania dónde reinaba la política arbitraria política y económica de los austro-alemanes y su vasallo, el Hetman Skoropadsky. A pocos encontré de mis viejos amigos, la inmensa mayoría habían sido matados, o encarcelados antes de sufrir la misma suerte. Profundamente convencido de realizar la tarea que me había sido confiada por la conferencia de Taganrog, me relacioné con los campesinos de la región con el fin de escoger allí a los que estaban dispuestos a unirse a la lucha. Encontré así a numerosos campesinos y campesinas a los que antes había tenido la oportunidad de interesar por mis ideas. Con su ayuda, consiguí encontrar a algunos de mis compañeros que habían podido escapar de las detenciones y de los fusilamientos de los austro-alemanes y de los verdugos de la revolución, y que siempre estuvieron decididos a combatirles. Sin esperar a que nuestros otros compañeros volvieran de Rusia, sin dejarnos detener por todos los peligros que representaban nuestras estancias en los pueblos, sometidos sin cesar a incursiones y persecuciones por parte de los ocupantes y de sus aliados, seguidos a veces de detenciones y ejecuciones de nuestros compañeros más activos, conseguimos poner en pie bastante rápidamente una organización destinada a preparar la insurrección revolucionaria de las masas campesinas contra el Hetman y su régimen agrario-feudal, así como contra sus defensores, los ejércitos austro-húngaros-alemanes. Empleamos entonces el discurso siguiente:

¡Campesino, obrero y tú, inteligencia trabajadora! ¡ Por el renacimiento y el desarrollo de la revolución, como medio más seguro de la lucha contra el Capital y el poder de Estado! ¡ Para la creación y el fortalecimiento de una sociedad libre de trabajadores en nuestra vida, nuestro objetivo común! ¡ Tú debes organizarte, fundar en tus filas destacamentos y batallones revolucionarios combatientes de tipo guerrillero, luego sublevarte, ir al asalto del Hetman y de los emperadores austro-alemanes – los que nos enviaron a sus salvajes ejércitos contrarrevolucionarios -, vencer cueste lo que cueste a estos verdugos de la revolución y de la libertad!…

Las masas trabajadoras nos escuchaban y nos comprendían. Desde pueblos y aldeas alejadas, del mismo Gulai-Pole, nos enviaban sus delegados, se esforzaban por localizar el grupo anarquista, después de llevar a uno de los miembros a su casa para discutir con él y preparar la insurrección. En este momento, unas veces viajaba sólo, y otras con tres o cuatro camaradas; celebraba reuniones clandestinas con los campesinos de estos pueblos y comarcas. Después de dos meses de trabajo propagandista y organizativo, penoso e intransigente, llevado a cabo por los campesinos de la región, nuestro grupo comunista libertario de Gulai-Pole se percató de que una muchedumbre de trabajadores estaba dispuesta a seguirlo, entre los que estaban numerosos insurrectos armados y decididos a todo para poner fin a la arbitrariedad económica y política de Hetman y de los terratenientes austro-alemanes. Après deux mois de ce travail propagandiste et organisationnel, pénible et opiniâtre, mené par les paysans de la région, notre groupe communiste libertaire de Gouliaï-Polié s’aperçut qu’une foule de travailleurs était prête à le suivre, dont de nombreux insurgés armés et décidés à tout pour mettre fin à l’arbitraire économique et politique de l’Hetman et des junkers austro-allemands.

Me acuerdo de una vez que los delegados de unidades que habíamos organizado, viajaron durante una semana por toda la región para intentar localizarme, ya que fuí el más odiado por la burguesía y el mando austro-alemán. Por mi parte, también, me desplazaba en compañía de dos o tres camaradas de pueblo en pueblo, llevando a cabo mi agitación organizativa. Consiguieron localizarme y me pidieron, en nombre de los que los habían enviado, no retrasar más el estallido general de la insurrección armada contra los enemigos de la revolución. Me declararon: “¡Nestor Ivanovich, vuelve a Gulai-Pole a llamar a la sublevación a sus habitantes! Si se rebelan, todos los pueblos, distritos y regiones los seguirán. Con tu grupo de compañeros agitadores, por vuestro intenso trabajo, d ya habías ascendido, antes del Hetman y de los austro-alemanes, tu ciudad Gulai-Pole a una altura revolucionaria nada común. Tu llamamiento dirigido a Gulai-Pole, hará más para la obra de la insurrección, para la cual nosotros todos nos preparamos, que todas estas semanas que pasas recorriendo los pueblos, corriendo los riesgos más grandes para su vida, a preparar por la agitación verbal esta obra”.

Yo no me dejé embelesar por esta confianza y esta estima hacia nuestro grupo y mi persona. Privado de toda vanidad revolucionaria, yo me esforzaba por inculcar el mismo principio las masas entre las cuales trabajábamos; se trataba de conservar la lucidez y la comprensión que habíamos conseguido originar para el progreso de la revolución, castigada en ese momento por los verdugos contrarrevolucionarios.

Mi viaje a través de los núcleos revolucionarios de Rusia, las experienciasy las observaciones que había sacado, todo esto me había hecho entender muchas cosas. Es por todas estas razones por las que me había dedicado, en compañía de mis amigos del grupo comunista libertario de Gulai-Pole, a organizar la insurrección campesina contra los enemigos de la revolución y a velar escrupulosamente por que ninguna sobrestimación de nuestro papel nos haga olvidar las tareas verdaderas que nos habíamos dado. También, a todas las demandas urgentes hechas por los campesinos de poner en marcha la insurrección, respondía continuamente, como iniciador y responsable de la insurrección:

¿ Por tu parte, acaso todas tus fuerzas están lo suficientemente organizadas con tu grupo? ¿Has comprendido totalmente que la insurrección debe ponerse en marcha por todas partes en el mismo momento, a pesar del alejamiento de los diferentes distritos?

– Si lo comprendiste bien, no es del todo inútil sin embargo reflexionar una vez más sobre la manera más fecunda para empezar nuestra lucha armada. Tanto que estamos lejos de disponer de los mismos medios técnicos que nuestros enemigos, mientras que justamente nuestros primeros golpes dados deban servirnos para conseguir un cierto número de fusiles y de piezas de artillería, o igual una veintena de cartuchos y de granadas por fusiles y cañónes.

– Tal éxito deberá valernos una satisfacción doble, porque obtendremos inmediatamente más determinación, tanto sobre el plano político como organizativo y combatiente. Después de este primer éxito, todos nuestros destacamentos se arrojarán sobre el enemigo por todos lados, creando así la confusión más completa en los Estados Mayores austro-alemanes y del gobierno de Hetman, por lo menos en nuestra región del Bass-Dnieper y en el lago del Donets. Luego, durante el verano, los acontecimientos deberán evolucionar todavía más favorablemente para permitirnos acentuar todavía la ventaja de nuestra lucha…

Fue el lenguaje que nosotros, campesinos anarquistas, con el que hace casi diez años, en un momento extremadamente penoso para la revolución y las ideas de nuestro movimiento, nos dirigimos a las masas trabajadoras. Podemos plantear la cuestión: ¿Por qué hicimos gala de una prudenciatan grande, posiblemente hasta excesiva, a propósito de nuestra influencia sobre las masas, mientras que éstas eran las primeras en apelar a la insurrección contra los opresores? – ¿Por qué, todavía podemos preguntarnos, mientras que fuimos naturalmente llevados por el espíritu de rebelión, no nos pusimos simplemente en la cabeza de estas masas, tan convencida por los elementos desencadenados de la tempestad revolucionaria y anarquista, completamente privada de otros pensamientos políticos? Esto podrá parecer extraño, pero nuestra actitud fue únicamente dictada por las condiciones del momento, de aquellas en particular que raramente son reconocidas como determinantes en el movimiento libertario. En efecto, para una vanguardia revolucionaria activa, era un momento de gran tensión, porque exigía una preparación minuciosa de la insurrección campesina. Nuestro grupo comunista libertario campesino de Gulai-Pole constituía esta vanguardia y los acontecimientos le hicieron plantearse la cuestión de saber si debía tomar totalmente entre sus manos la dirección del movimiento de las masas laboriosas en ebullición, o bien debía ceder este papel a uno de los partidos políticos con programa muy preparado y que disponía además del apoyo directo del gobierno “revolucionario” bolchevique de Moscú.

Esta cuestión hizo difícil la posición de nuestro grupo, tanto queen este período de actividad estaba fuera de intención el referirse a fórmulas abstractas del anarquismo que negaba la organización disciplinada de las fuerzas revolucionarias, en el resultado del que los anarquistas habrían debido ser condenados por encontrarse aislados en la acción revolucionaria y apartados por la misma via del papel creativo y fecundo que les era en principio destinado. A pesar de la pasión revolucionaria y nuestra experiencia intacta que nos empujaban a utilizar todos los medios para vencer la contrarrevolución, aspirábamos a actuar como anarquistas convencidos en los bien fundados principios de la doctrina. Sin embargo, éramos conscientes de la desorganización que reinaba en el movimiento anarquista, llevándole un perjuicio considerable y haciendo el juego del bolchevismo y de los Socialistas Revolucionarios de izquierda. También éramos igualmente conscientes de que esta costumbre desorganizacional estaba mucho más anclada en la inmensa mayoría de los anarquistas que los aspectos positivos de la doctrina, y qué en consecuencia, mientras el movimiento anarquista ofreciera esta característica principal no podía ser comprendido ni sostenido por las masas, las cuales no tenían ganas de perecer ciegamente en una lucha vana.

Resolvimos lo mejor posible esta cuestión preparando directamente la insurrección y no inquietándonos de ninguna manera por las críticas eventuales de nuestros compañeros de ideas sobre esta posición vanguardista, poco conforme, a sus ojos, con la enseñanza anarquista. Nos despojamos en los hechos de tal habladuría inconsecuente, tan perjudicial para nuestra causa, y pensamos sólo llevar la lucha hasta la victoria completa.

Sin embargo, ésta exige del anarquismo revolucionario, que querría ocupar conscientemente su sitio y cumplir su tarea activa en las revoluciones contemporáneas, la tensión inmensa de carácter organizativo, tanto en la formación de sus filas como en la definición de su papel dinámico en el momento de los primeros días de la revolución, a menudo abordados a tientas por las masas trabajadoras.

Siendo consciente de la división de las filas anarquistas y de su existencia semilegal en los centros urbanos, allí dónde los bolcheviques se habían ensañado a destruir o a transformarlos en subordinados de su poder, nosotros, campesinos anarquistas, actuamos en los campos para dejar oír allí la voz de nuestro movimiento anarquista, con el fin de levantar el estandarte de la insurrección contra el Hetman y sus defensores austro-alemanes.

Es dentro de este espíritu que nuestro grupo inculcó a los campesinos de la región, sin ceder un solo pulgar sobre los principios anarquistas, el que impulsó la lucha armada y elaboró el programa político del movimiento insurreccional pronto conocido por todas partes bajo el nombre de “unidades revolucionarias de Makhno”.

La influencia del grupo y la mía propia fueron tan fuertes y fecundas, que ninguna fuerza política hostil hacia el anarquismo, en particular la de los partidos socialistas, pudo neutralizarlo en el espíritu de las masas insurrectas, las cuales no escucharon sus palabras de orden, ni siquiera los discursos de sus oradores. La palabra del grupo comunista libertario campesino de Gulai-Pole, a propósito de la libertad y a propósito de la independencia de los trabajadores enfrente del capital y de su servidor, el Estado, fueron asimilados por las masas y su sentido fue considerado como el fundamento de la lucha para reemplazar la organización nociva de la sociedad capitalista y burguesa por la organización libre de los trabajadores.

Es en nombre de este objetivo que las masas campesinas crearon una poderosa fuerza armada, la pusieron bajo la dirección de Estado Mayor organizado por el grupo comunista libertario de Gulai-Pole, luego lo sostuvieron estrechamente sin interrupción. Estos lazos económicos y espirituales jamás fueron rotos, la población trabajadora reforzaba sin cesar el movimiento, hasta en los momentos más penosos, abasteciéndolo hasta el fin.

Así es como la región de Gulai-Pole se transformó rápidamente en un país de una especie particular, porque todas las tendencia estatales en su autodirección fueron desterradas. Las hordas salvajes de los austro-alemanes que no habían conocido límite alguno a su arbitrariedad, fueron deshechas y desarmadas, sus armas equiparon en seguida el movimiento.

Estas tropas comenzaron a retirarse rápidamente de la región; en cuanto a los hombres del Hetman Skoropadsky, algunos fueron ahorcados, y otros expulsados. El gobierno bolchevique observó en seguida la existencia de esta región orgullosa así como a los anarquistas que animaban su movimiento insurreccional. Es entonces cuando los periódicos bolcheviques mencionaron sin cesar el nombre del anarquista Makhno en primera plana, contando diariamente la lucha llevada bajo su dirección…

No obstante, el movimiento insurrecional siguió su camino. Después de haber desbaratado a los austro-alemanes y a los hombres del Hetman de toda una serie de distritos de Ucrania, observó los principios de la acción denikista y del Directorio ucraniano – más conocido bajo el nombre de “Petliurovshchina” – contra el cual comprometió todas sus fuerzas, siempre bajo la dirección de los campesinos anarquistas, los hijos más incondicionales de la revolución. Fue edificado un extenso frente contra estos nuevos enemigos y heroicas acciones militares fueron llevados en interés de la revolución y de la nueva sociedad libre de trabajadores.

Es bajo estas condiciones que los campesinos anarquistas organizaron el movimiento insurreccional de los trabajadores ucranianos, lo que se convirtió, más tarde, en el Movimiento Makhnovista. A partir de esta visión de conjunto, aunque incompleta, los que se informaron de fábulas difundidas por los enemigos de la Makhnovshchina, a veces hasta por algunos de sus “amigos”, volviendo a afirmar que este movimiento no tuvo ideología, que su inspiración tan doctrinaria como política vino del exterior, podrán concluir que estas afirmaciones son totalmente inexactas.

Los guías del movimiento, así como las masas campesinas trabajadores que lo apoyaron de principio a fin, saben bien que fue organizado por el grupo comunista libertario de Gulai-Pole y que llevó constantemente las esperanzas anarquistas de los que no fueron deformados por verbalismo revolucionario, ni por las tendencias caóticas y el espíritu de irresponsabilidad que estaban tan frecuente en las ciudades. Los inspiradores y oraganizadores del movimiento insurreccionall, tales como los hermanos Karetnik, Alexis Martchenko, Domachenko, mi hermano Savva, Liuty, Zuchenko, Korostelev, Troian, Danilov, Tykhenko, Moshchenko, Chubenko y muchos otros, fueron totalmente anarquistas. Algunos de ellos ya habían militado entre los campesinos durante los años 1906-1907, y eran, de hecho, pioneros del movimiento. Son ellos, así como otros surjidos en el seno del movimiento, quienes han alimentado tanto el plan del movimiento de ideas políticas y de su organización militar y estratégica. Toda ayuda de las organizaciones anarquistas, las más próximas al plan de ideas, fue muy deseada pero, a nuestro gran pesar, jamás fue aportada de manera organizativa. Durante los nueve primeros meses de su actividad militar contra los enemigos de la revolución, el movimiento anarquista no vio aparecer a ninguno de sus amigos naturales, que debían ser los anarquistas de las ciudades. Es sólo más tarde cuando algunos vinieron a colaborar, sobre todo individualmente, en particular los que fueron liberados por manos enemigas del movimiento. Sólo el grupo comunista libertario de Ivanovo-Vosnessensk, encabezados por los camaradas Makeev y A. Cherniakov, vino para reunirse de manera organizada al movimiento makhnovista; le aportó una ayuda necesaria e importante, pero desgraciadamente muy provisional, porque la inmensa mayoría de sus miembros se fueron poco tiempo después.

Durante todos esos años de lucha desigual, penosa y responsable histórica y políticamente, el movimiento makhnovista se alimentó sólo de sus fuerzas internas. Es la razón esencial, profundamente estoy convencido de eso, por la cual pudo quedar un combatiente firme a su puesto revolucionario y, a pesar de los combates incesantes debido a su cerco permanente, nunca siguió otros caminos diferentes al del anarquismo y de la revolución social.

Siendo fieles a sus concepciones anarquistas, impidiendo al Estado y a sus a partidarios meterse en la autodirección de los trabajadores de las ciudades y de los campos, en su obra de edificación de una sociedad libre, el movimiento makhnovista naturalmente no pudo esperar ninguna ayuda por parte de partidos socialistas estatales; en cambio, era lógico esperar esta ayuda por parte de las organizaciones anarquistas de las ciudades, lo que desgraciadamente jamás se produjo. Los hábitos desorganizativos tan arraigados en este momento entre la mayoría de los anarquistas disimularon lo que estaba sucediendo en el campo. En su conjunto, no supieron notar ni sentir en el momento oportuno el estado de ánimo anarquista de los campesinos, ni realizar en consecuencia las organizaciones de los trabajadores urbanos. Habiendo reconocido esta deficiencia, el movimiento makhnovista no felicita esta debilidad de las organizaciones urbanas de los anarquistas. De esta constatación nació la fe en la rectitud de nuestra propia posición en el trabajo revolucionario. Sabíamos cómo mantener la firmeza, que nos permitió luchar tantos años sin más poder que el de nuestras propias fuerzas.

Al asumir la responsabilidad revolucionaria, a la vez dolorosa y trascendental, el movimiento makhnovista no cometió más que un solo error: unirse con el bolchevismo en la lucha conjunta contra Wrangel y la Entente. Durante este acuerdo, aparentemente precioso práctica y moralmente para el éxito de la revolución, el movimiento makhnoviste se equivocó sobre los bolcheviques y no supo abstenerse a tiempo de la traición de este último. Los bolcheviques lo atacaron de manera traicionera, con la ayuda de todos sus “soldadesco”, y aunque con mucha dificultad, lo vencieron por un tiempo.

Delo Truda, n°44-45, Enero-Febrero 1928, pp.3-7.

Traducción de Jordi Rey.

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Source: Translator

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